lunes, 14 de enero de 2008

INVISIBLE: el ánima imaginado (I)

InvisiblePodemos pensar en una intersección: el lirismo de Almendra y la catarsis rocker de Pescado Rabioso dan como resultado Invisible, pero este concepto es algo simplista, algo se nos escapa de las manos. Porque Invisible (esa poderosa experiencia poética y musical que desarrollaron Spinetta, Pomo y Machi en la políticamente inestable y peligrosa Argentina de mediados de los 70’) trasciende los resultados de las combinaciones y las sumas.

Corría 1973 cuando Luis Alberto Spinetta disolvía Pescado Rabioso por diferencias musicales con los demás integrantes. Y para dejar bien en claro que la identidad del Pescado pasaba solo por él, su siguiente disco “Artaud”, concebido como un trabajo solista, llevaba el nombre del pez hidrófobo. Presentado al público durante dos Domingos por la mañana, el evento cerraba un concepto para abrir otro en la por entonces hirviente creatividad de Spinetta. Ahora había que disolver el nombre propio en un proyecto en conjunto: Spinetta, Pomo y Machi, pero antes que nada Invisible. Un férreo acuerdo dictaminaba que todo se concebiría de a tres: creatividad, concepto, diseño, estrategia, entrevistas. Sin excepciones. Ningún ego particular infiltraría caos a ese orden de trabajo. Así comienzan los ensayos, en los últimos meses de 1973.

Héctor Lorenzo (Pomo, batería) y Carlos Alberto Rufino (Machi, bajo) venían de demostrar que eran la mejor base rítmica del país junto a Pappo. Hay que escuchar el monumental “Vol. 3” de Pappo’s Blues para comprobarlo: con una dinámica nerviosa y excitada, llena de fuerza, swing y virtuosismo, Machi y Pomo empujan a Pappo hasta el límite de lo imposible, generando una maquinaria de rock que arrasa con todo lo que se interpone, especialmente las barreras del tiempo: han pasado 35 años y el disco sigue sin dar tregua, con bestiales versiones de temas como “Sucio y desprolijo”, “Sandwiches de miga” o “El brujo y el tiempo”.

Por su parte Spinetta había hecho un alto en el hard-rock luego de Pescado, “Artaud” expresaba con sensibilidad acústica los miedos internos y externos del alma humana, pero desde una óptica positiva, buscando despejar los obstáculos que nos paralizan cuando intentamos Ser. El blues y el rock seguían estando ahí, pero no como condición excluyente. Más bien como parte de una forma “progresiva” de expresión.

Así, los primeros temas de Invisible que debutaron como simple “Elementales leches” y “Estado de coma” (un violento hard-rock) reflejaban el cruce del pasado inmediato con las ideas por venir. Aún faltaba pulir ese sonido que conoceríamos apenas poco tiempo después, cuando a comienzos de 1974 se edita finalmente el primer álbum del trío en el sello Microfón. La auténtica y poderosa manifestación de Invisible.

Y hay que detenerse en la fuerza de la imagen, sostenida por una lírica spinetteana repleta de febril imaginación surrealista y por una música cargada de una tensión onírica que no da tregua, un ensamble de tal contundencia que produce escalofríos en cada audición, una auténtica obra maestra de nuestro rock criollo que trasciende todas las barreras posibles que el tiempo siempre busca imponer. “Jugo de lúcuma” abre el disco con unos sonidos misteriosos, a modo de introducción. Luego el tema comienza con contundencia, con el trío sonando en clave de jazz. Impresiones de alguna noche de sexo y misterios parecen filtrarse a través de flashes como “... ardiendo están las esferas esperando por ella ...” o “... Lorena duerme, perdió los zapatos, manchas de rouge y sangre impiden verla ...”. La segunda canción, “El diluvio y la pasajera”, remite a las lecturas de Castaneda y las culturas indígenas que por entonces tenía Spinetta. La pieza se divide en dos partes, una acústica y de enigmática belleza, seguida de otra eléctrica (luego de un interludio en donde la música se detiene) más vinculada a la espontaneidad de una improvisación. El violento rock “Suspensión” cierra lo que era la primer cara del long play, vinculándonos a cómo Dios, el demonio y el hombre crean el tiempo (el reloj "presa del miedo" comienza a funcionar):

Antes del cuerpo un narcótico
Explotó con los Dioses
Y con los hombres el Demonio entró
Escapando de Dios
Presa del miedo el reloj se apuró
Hojas del árbol cayendo en suspensión"


Un potente instrumental abre el lado dos, “Tema de Elmo Lesto” seguida de una pieza clave del álbum: “Azafata del Tren Fantasma”, con un comienzo vertiginoso con sinuosas líneas que describen una corte de traiciones observadas por la muerte, quien otra sino que “... la eterna azafata del tren fantasma”. Tras un puente de batería, llega uno de los momentos de intensidad eléctrica más fuerte del disco, con improntas que hacen pensar en King Crimson, que por entonces, 1974, se encontraba en uno de sus picos creativos y formaba parte (junto a Mahavishnu Orchestra, entre otros) del fuego cruzado de influencias que nutrían la inspiración sonora de Invisible. “Irregular” cierra el disco: luego de un desarrollo instrumental en donde se aprecian las virtudes del trío y su calidad de ensamble, continua un angustiante clamor de fuertes imágenes surreales y urbanas:

Mientras la ciudad calla o prosigue
Aún en el corazón de la urbe
Se escucha el clamor de un grito de inocencia
No hay nada
ni nadie que comprenda
Y entre los telones de esta farsa
Se sacude ansioso el Misterio Eterno
De aquellas venas sangraba Dios
(Dios y su troupe)


Su cabeza cayó de rodillas
Y su vientre rodó por entre el tráfico
(Que es irregular)


La edición original del álbum contenía de regalo un simple 45 rpm adherido a la funda interna, con dos violentos hard-rocks: “La llave del mandala” y “Lo que nos ocupa es esa abuela, la conciencia que regula el mundo”.El disco fue presentado en el Teatro Alvear, con recordados conciertos que generaron gran impacto en los que tuvieron la suerte de asistir. Hay varias reseñas de los mismos en la web, en donde se destaca, junto al poder musical del trío, la proyección de escenas del mítico film surrealista “El perro andaluz” de Buñuel y Dalí.

Invisible (1974) Hacia mediados de 1974 el trío edita un nuevo simple con las canciones “Viejos ratones del tiempo” y “Oso del sueño”. Hay en el sitio web “Mágicas ruinas” recortes de una nota original de la revista “Pelo” de cómo el grupo registró ambos temas en el estudio, apelando a distintos recursos técnicos en el sonido para lograr los climas que buscaban. El simple cierra la primera etapa de Invisible y su vinculación al sello Microfón.

En los tiempos del CD, se realizaron varias reediciones del álbum, siendo la más completa aquélla de fines de los 90’ que reproduce fielmente el arte original (una ilustración de M. C. Escher) más el agregado de todos los simples como bonus track.

No hay comentarios: